LA VIDA EN CAMPAMENTO MINERO
Es mi quinto día acá en el campamento minero, y recién me he animado por poder expresar las sensaciones de vivir esta experiencia, debo confesar que ha sido un inicio duro, y es duro hasta hoy!!!, saberse lejos de la familia, lejos del hogar, lejos de las amistades dispuestas siempre ha ser de la vida una amenidad, y por que no decirlo las trivialidades aunque parezcan banales también tienen su espacio en este momento; el primer día ha sido una exploración del terreno, tímidamente observaba a las personas como hacían su vida cotidiana, y YO, parecía perdido, sin conocer a nadie, pensando en la familia, en casa, en mis trivialidades y a donde me había venido a colar; creo que experimente lo que Marco – no mi hermano- sentía al buscar a su mamá, el día se hizo interminable, creo que duro 48 horas – sin exagerar – pero al fin pudo llegar la noche, al recostarme sobre esa cama muy cómoda por cierto, me di con la sorpresa de que el colchón era mas grande que la tarima, y por ende sobraba; con las ganas que tenia de dormir, me acosté en ella, al inicio conciliar el sueño no fue tan sencillo, escuché música por un MP3 – bendita sea porque lo compró mi padre y porque lo traje – pero al fin pude dormir, a mitad de sueño y dándome unas pequeñas vueltas casi me caigo al piso, jajaja, eso hacía aun mas difícil, el siempre fatídico primer día, siempre encomendándome a DIOS, el que nos protege y guía, el segundo día amaneció lluvioso y viendo lejana aun mi partida, mis pensamientos se encontraban a 1800 metros menos de altura, añorando a mis seres amados, es difícil, cierto!, con el paso de los días las adaptación ha sido buena, comparto habitación con gente de mi Trujillo, y es mas hay un pata que es de mi colegio – Perpetuo Socorro – y definitivamente algo en común tenia que tener acá con alguien; y, no menos probable era que me encuentre algún conocido, como paso con mi buen amigo de Chiclín, Tom; en fin los días han pasado, el proceso de adaptación como dicen los estudiosos, creo que se ha realizado en mí acá en Cascaminas, ahora el día dura 24 horas, y aunque no soy un ser sociable de primera intención, voy conociendo a la gente o la gente me va conociendo a mí, he realizado labores de prevención charlas y muchas cosas, el tiempo ha pasado, hoy es mi onceavo día y me he demorado escribiendo solo para describir cuan adaptable puede ser el ser humano a los momentos y a las situaciones. Hoy mirando ya el momento de la partida y extrañando mas que el primer día a mi familia, compruebo el proceso de adaptabilidad y soslayo la idea de volver en 15 días…….
IHMOTEP / FEB´08
IHMOTEP / FEB´08
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